Despertar oscuro
en tinieblas del infierno
que no es nada más
que el mundo mortal,
ingenuo, iluso, estúpido.
Paseos de corcel de hierro,
rugir de motor,
llamado de seres oscuros,
duendes en busca de hadas,
sudor de sangre
y ese palpitar,
ese palpitar.
Deseo de doncellas,
ninguna tiene sangre,
ninguna tiene corazón.
Lágrimas de sangre
que manchan
una lisa y triste opalina,
sólo unos cuantos garabatos.
Desvelar de sueños
de infeliz palidez,
pesadillas genéricas
en noches de septiembre.
Beber,
beber, de tu sangre correr,
beber, de tu sangre correr,
ebrio,
ebrio de muerte y soledad,
caer,
caer, en la tumba otra vez,
despertar
despertar, a esa eternidad
del mundo mortal.
Óscar Olivares
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