Ella era
una tranquila y limpia sala de espera,
soleados días
y horribles padres.
Ella era una muñequita,
un zafiro,
una delicada rosa de negro terciopelo.
Ella era
alcohol,
alcohol,
y mas pinche alcohol.
Una bomba de tiempo,
sexo en todas partes,
excitantes esencias,
sangre y diamantes.
Ella era una doncella,
la reina de la salvaje pradera.
Letales y jugosos labios,
espinas en celo,
cuerpos ardiendo,
filosos colmillos,
dolor,
deseo,
y una traicionera luna llena.
Ella era un sanguinario acto,
cadenas,
sádicos juegos,
tortura,
locura,
gritos, lujuria y muerte.
Ella era una vampira,
mi ultima noche…
…la mejor.
Por Antonio Devadip
mi ultima noche…
…la mejor.
Por Antonio Devadip
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