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miércoles, 15 de abril de 2015

La impaciencia del corazón


Stefan Zweig (Viena, Austria, 28 de noviembre de 1881 - Petrópolis, Brasil, 22 de febrero de 1942) fue un escritor, biógrafo y activista social austríaco de la primera mitad del siglo XX, no guarda parentesco alguno con el escritor Arnold Zweig al igual que tampoco tiene parentesco con la escritora alemana Stefanie Zweig (nacida en 1932).
Sus obras estuvieron entre las primeras que protestaron contra la intervención de Alemania en la segunda guerra mundial y fue muy popular entre 1920 y 1930. Escribió novelas, relatos y biografías. De estas últimas, son particularmente conocidas las de María Estuardo y la de Fouché, una obra mitad biografía y mitad novela histórica muy interesante sobre un personaje que nadie ha podido definir mejor ni antes ni después.
Fue estudiante en la Universidad de Viena en donde obtuvo el título de doctor en filosofía. También realizó cursos sobre historia de la literatura. En 1901, publicó sus primeros poemas, una colección titulada Silberne Saiten ("Cuerdas de plata"), en el cual se podía apreciar la influencia de Hugo von Hofmannsthal y Rainer Maria Rilke.
No fue hasta 1904, donde aparecería su primera novela.
Zweig desarrolló un peculiar estilo literario, que aunaba una cuidadosa combinación psicológica con una brillante técnica narrativa.
Con este pequeño breviario del escritor, paso a dar hincapié a: La impaciencia del corazón o La piedad peligrosa. Novela publicada en 1939.
LA IMPACIENCIA DEL CORAZÓN (Título original: Ungeduld des Herzens)
Sinopsis: En los albores de la Gran Guerra, el teniente Anton Hofmiller recibe una invitación para acudir al castillo del magnate húngaro Lajos von Kekesfalva, cuya hija, se enamora del joven oficial. Hofmiller, que sólo siente compasión por la joven Edith. Llega incluso comprometerse con ella, pero no reconoce su noviazgo en público. Como un criminal en la oscuridad, Hofmiller se refugiará en la guerra, de donde regresará como un auténtico héroe.
Es lástima que esta novela sea de las menos conocidas de este autor, ya que su forma de manejar la confusión con los sentimientos es bellisimo. Ya que, ¿quién no se ha sentido en algún momento un teniente Hofmiller que ignora el amor que le lleguen a profesar? o ¿una inocente Edith que ve la salida a la oscuridad en una persona que sabe que es un imposible?
En lo personal me fascina el tema de pequeños o grandes demonios personales, el cómo el miedo y/o debilidad puede transformar lo que en un principio fue completamente justificable, comprensible e incluso dignos de sentir compasión y empatía externa a ser la causa del comportamiento injustificable y directamente incomprensible. Esto último y con suma maestría, es de lo que se compone la novela.
El autor repite infinidad de veces: “la impaciencia del corazón”. Pareciera que desea buscar una excusa, una salida rápida, para las desgracias que se presentan en la historia; intenta huir de una explicación más detallada y mostrar el lado mas humano posible de sus personajes. En pocas palabras es una historia sobre la culpabilidad, la compasión y la piedad.
Ya que los que se animen a leer La impaciencia del corazón, se darán cuenta que el protagonista se debate entre la compasión por la joven y la autocompasión. La forma en que trata de evitar que ambas terminen siendo lo mismo. Es decir, que la piedad que siente por ella no sea fruto de la culpabilidad interna: Ya que, como lo plasma el autor en sus palabras: “Hay dos clases de piedad. Una, débil y sentimental, que en realidad sólo es impaciencia del corazón para liberarse lo antes posible de la penosa emoción ante una desgracia ajena, es una compasión que no es exactamente compasión, sino una defensa instintiva del alma frente al dolor ajeno. Y la otra, la única que cuenta, es la compasión desprovista de lo sentimental, pero creativa, que sabe lo que quiere y está dispuesta a aguantar con paciencia y resignación hasta sus últimas fuerzas e incluso más allá.”
Agrego también y ya para finalizar, que La impaciencia del corazón es una joya olvidada en el tiempo. Y, en mi humilde opinión y punto de vista, es una lectura muy recomendable.
Por Noemí

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