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martes, 6 de mayo de 2014

Sshh... se lee


Para este número les compartimos El Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce.

BIOGRAFÍA

Ambrose Gwinnett Bierce nació el 24 de junio de 1842, en el asentamiento de Horse Cave, en Ohio, Estados Unidos. Fue el décimo de 13 hijos del matrimonio de Marcus Aurelius y Laura Sherwood Bierce.

El mismo Ambrose declaró que una de sus más importantes influencias en su educación fue la librería de su padre durante su infancia. También declaró que otra gran influencia fue su tío, el General Lucius Verus Bierce. Lo que más admiraba de su tío fue su idealismo, su oratoria, su servicio público y su activismo social. Por todo esto, Ambrose consideró a su tío su modelo a seguir.

A la edad de 17 años se enroló en el Instituto Militar de Kentucky (El lugar de Estados Unidos llamado Kentucky, no los pollos) en donde aprendió ingeniería topográfica y, obviamente, temas militares.

Su carrera militar llegó a su fin cuando resultó herido en la cabeza con secuelas de mareo y lagunas mentales que lo hicieron incompetente para el servicio activo.

Como topógrafo ayudó en la planeación militar, y ahora, forzado a ser civil de nuevo, ayudó a hacer mapas de los territorios indios hasta que se estableció en San Francisco en 1867, en donde se dio cuenta de sus habilidades con la pluma. Así que mandó ensayos y libretos cómicos a los periódicos locales hasta que el California Advertiser fue el primero en publicar su trabajo.

Cuando el jefe de redacción dejó vacante el puesto, Ambrose tomó su lugar y se encargó de una columna en la que despedazaba a los políticos.

En fin, quiero jugar con el español para dar más fuerza a la idea del original en inglés. Su escritura se caracterizó por ser como un rifle de precisión. Certero, letal, directo, preciso, agudo, y lo más doloroso fue que trató de ser moralmente certero. Fue tan impactante esta forma de escribir que llegó a ser citado en Nueva York y hasta en Londres en sus periódicos locales.

Fue hasta 1875, ya con tres hijos, cuando consiguió un trabajo como editor. Siguió publicando columnas, poesía, anécdotas, historias, ensayos y chistes sin dejar a un lado su crítico y ácido estilo de escribir sobre lo que consideraba incorrecto.

Debido a que tuvo continuos ataques de asma se vio en la necesidad de dejar San Francisco. Su larga estadía en Auburn afectó negativamente su relación con su esposa Mary debido al distanciamiento.

Si en la salud y en el amor le estaba yendo mal, en el ámbito profesional también. Aunque estaba madurando como escritor, no podía encontrar camino ni lugar para posicionar su trabajo debido a que se había hecho de varios enemigos con sus críticas.

En 1887 William Randolph Hearst lo contrató para el San Francisco Examiner. Su columna Prattle recobró la vida y Ambrose logró independencia y libertad de expresión sin miedo a la censura editorial.

A pesar de esto, Ambrose empezó a cansarse del género satírico y de andar atacando a diestro y siniestro.

En 1901 murió su hijo Leigh de neumonía. Ambrose estaba impactado por haber sobrevivido a dos de sus tres hijos. En 1905 su esposa, Mary, murió de un paro cardiaco. Meses antes le había pedido ella a él que firmara el divorcio; pero como Ambrose creyó que Mary quería volver a casarse, no lo firmó.

Culminada su carrera literaria, sintió la necesidad de un cambio y de aventuras, así que dejó Washington para unirse a la revolución mexicana. Escribió cartas a sus amigos y familiares, entre las que destaca la carta a su sobrina que decía: "Una muy buena manera de dejar esta vida, ser fusilado hasta ser reducido a andrajos contra un muro de piedra mexicana".

En 1913, estando en El Paso, Ambrose se despidió rindiendo respeto a sus antiguos compañeros de batalla en la guerra civil, y cruzó la frontera. Su última carta salió de Chihuahua y está fechada el 26 de diciembre y dice: "Respecto a mí, mañana parto para un destino desconocido". Después desapareció sin que nada sea comprobable, sólo hipótesis y teorías.

Un hombre que vivió siempre en el lado obscuro. La gente podría decir que era amargado, incluso hasta le decían Bitter Bierce (Juego de palabras en inglés que significa "Amargo Bierce"); pero, ¿realmente era un amargado? ¿O era simplemente un genio que no embonaba en un mundo mediocre? ¿Un romántico que añoraba una Utopía y atacaba a todo lo negativo del mundo?

Su muerte es por demás poética. Temeroso de vivir más que su descendencia, herido en el corazón por su matrimonio perdido, su única añoranza era su juventud, la guerra. Sólo el dolor nos recuerda que estamos vivos. Cruzó la frontera de la vida y la frontera de su país buscando vivir. Pero la vida es para gastarla en ideales, o al menos eso lo pensó Ambrose, pues bien pudo haber ido a otro lado; mas sin embargo fue a un país en revolución. Terminó de escribir, no había nada más que decir, así que a morir haciendo lo que le gustaba, luchar por un ideal y combatir la injusticia. Muy probablemente los recuerdos de su tío llenaron su mente durante este último paso a la frontera de la inmortalidad.

LA OBRA

Es tal cual, un diccionario. No maneja todos los vocablos de la lengua, sólo algunos. Las definiciones son una mezcla entre humor inglés, humor satírico, humor sarcástico y crítica social. Originalmente se llamaba "El diccionario del cínico"... pero seamos honestos, el diablo es el que vende.

No es difícil entenderle, ya que hemos visto en el marco histórico que la época de Ambrose es prácticamente la época que estamos viviendo (lo cual también es triste ver que no hemos avanzado). Algunas definiciones manejan más crítica social que comicidad, así que no esperen carcajearse en cada definición... sobre todo si no son ingleses, pues a veces el humor es tan fino que para el hispanoparlante no da gracia.

En mis notas originales tengo una cantidad enorme de definiciones que por una u otra razón me agradaron; pero para esta publicación he elegido las que considero las mejores.

"Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta".

"Calamidad, s. Recordatorio evidente e inconfundible de que las cosas de esta vida no obedecen a nuestra voluntad. Hay dos clases de calamidades: las desgracias propias y la buena suerte ajena".

"Camino, s. Faja de tierra que permite ir de donde uno está cansado a donde es inútil ir".

"Celoso, adj. Indebidamente preocupado por conservar lo que sólo se puede perder cuando no vale la pena conservarlo".

"Comercio, s. Especie de transacción en que A roba a B los bienes de C, y en compensación B sustrae del bolsillo de D dinero perteneciente a E".

"Convento, s. Lugar de retiro para las mujeres que desean tener tiempo libre para meditar sobre el vicio de la pereza".

"Crítico, s. Persona que se jacta de lo difícil que es satisfacerlo, porque nadie pretende satisfacerlo".

"Disuadir, v. t. Proponer a otro un error mucho más grande que el que está por cometer".

"Economía, s. Compra del barril de whisky que no se necesita por el precio de la vaca que no se tiene".

"Éxito, s. El único pecado imperdonable contra nuestros semejantes".

"Filosofía, s. Camino de muchos ramales que conduce de ninguna parte a la nada".

"Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios".

"Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser".

"Idiota, s. Miembro de una vasta y poderosa tribu cuya influencia en los asuntos humanos ha sido siempre dominante".

"Insurrección, s. Revolución fallida. Fracaso de opositores que pretenden reemplazar un gobierno malo por otro desastroso".

"Intérprete, s. El que permite a dos personas de distinto idioma comprenderse, repitiendo a cada una lo que convendría al intérprete que dijera la otra".

"Inventor, s. Persona que construye un ingenioso ordenamiento de ruedas, palancas, y resortes, y cree que eso es civilización".

"Ladrón de cadáveres, s. El que despoja de gusanos los sepulcros. El que provee a los médicos jóvenes lo que los médicos viejos han provisto al enterrador".

"Loco, adj. Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia intelectual; del que no se conforma a las normas de pensamiento, lenguaje y acción que los conformantes han establecido observándose a sí mismos; del que no está de acuerdo con la mayoría; en suma, de todo lo que es inusitado. Vale la pena señalar que una persona es declarada loca por funcionarios carentes de pruebas de su propia cordura".

"Matar, v. t. Crear una vacante sin designar un sucesor".

A lo largo del libro podemos notar que uno de sus pecados era la glotonería, y también cierto odio o rencor al matrimonio, evidencia de lo que hemos visto en su biografía. También vemos un poco de herejía, probablemente movido por algún religioso corrupto (y bien sabemos cómo le encantaba tirar piedras a esos pájaros).

En resumen, es un libro para reflexionar levemente y sonreír si está uno al tanto de las verdades crueles de la vida... y es un libro difícil y obsceno si uno sólo vive en las verdades lindas de la vida.

Si desean leer todo el diccionario... pues cómprenlo, ya que si no quieren, pues aquí pueden leer todos los términos.

http://www.ciudadseva.com/textos/otros/dicdia01.htm

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