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martes, 18 de marzo de 2014

Sshh... se lee

En esta sección se hablará de libros antiguos, en cuyo caso se hará una breve reflexión para motivar la lectura crítica; pero también de libros nuevos, en cuyo caso se buscará que (si se puede) el mismo autor nos invite a leer su libro.

En el número de hoy arrancamos con un clásico imperdible: El monstruo de Frankenstein, escrito por Mary Shelley.


La historia principal es la de un aventurero que hace un viaje por mar al polo norte. En su viaje se encontrará con un extraño varón que le narrará su historia. Esta historia prólogo abre camino a las aventuras de un científico, que obsesionado con los estudios y avances científicos, trata de manipular la vida. Finalmente lo logra dando vida a un ente; pero en vez de sentirse orgulloso, le parece tan aberrante que lo odia. La historia se parte en dos, por un lado, la conciencia perturbada de Víctor Frankenstein por su creación, y por el otro lado, el ente que no es capaz de entender el mundo que le rodea.

La parte que a mi parecer es la más profunda filosóficamente hablando, es cuando el ente encara a Víctor, su creador y le cuenta sus pesares existenciales y emocionales, para tratar de convencerlo de hacerle una compañera. Como Víctor se niega, el ente lo convence (a base del terror) de acceder. Sin embargo, ya creada la mujer, Víctor la destruye frente a los ojos del ente. Esto origina una batalla de niveles épicos entre creador y creatura, batalla que los llevará a pelear hasta llegar al polo norte.

Regresando a la historia prólogo, ahora se vuelve una historia epílogo. El aventurero nos narra la lucha final entre creador y creatura con un cariz tanto filosófico como metafórico y sentimental.

Hablar de las etapas de creación de esta obra sería muy interesante. La misma Mary nos cuenta en cartas los lugares que la inspiraron para los escenarios y los sueños que tuvo del ente. Poco a poco fue formando la historia que iba a empezar a ser un cuento corto, con una narrativa hermosa que nos envuelve en los escenarios y no cansa al lector. El desarrollo de la historia tiene mucho de novedoso. La narrativa de una historia dentro de otra, la cual se parte en dos para luego volverse a unir. Muchos atributos estéticos y técnicos demuestran la gran capacidad literaria de Mary; pero yo quiero ir por otro lado. El lado filosófico de la obra.

El monstruo de Frankenstein es el rey de los monstruos. Lo sostengo. Es el rey. No hay ser más devastador y cruel, y a la vez tan sensible y tierno. El monstruo no es el ente. El monstruo es el ser humano. Ese ser dotado de sentimientos, ego, poder destructivo y poder creativo. Capaz de creerse un ser superior y acabar siendo menos que cualquier otro ser.

Hablemos de la relación creador-creatura. Partamos de que Dios hizo al hombre. A semejanza de Dios, Víctor hizo al ente. ¿Qué necesidad tenía Dios de crear al hombre? ¿Amor? ¿Demostrar que podía? Como sea, lo hecho hecho está. ¿Qué necesidad tenía Víctor de crear al ente? ¿Soberbia? ¿Fines científicos con miras filantrópicas? Como sea, lo hecho hecho está. Ambos, hombre y ente, se sienten solos. No son iguales a nada que les rodea. Dios hace a la mujer y Víctor también. El hombre se convierte en un devastador y cruel genocida, capaz de crímenes infames. El ente también. ¿Dios se avergüenza de su creación? Todavía no me responde el correo que le he enviado. Víctor sí lo hizo (avergonzarse, no le envié ningún correo). ¿Qué motivó al ente a dejar de ser pacífico y convertirse en un carnicero? Su padre, creador, Víctor, lo odiaba, lo aborrecía y renegaba de él. ¿Qué llevó al hombre a ser tan ruin y abominable?... y esa es la pregunta más aterradora. ¿Dios aborrece a su creación? ¿Se avergüenza de ella y la abandona? o... ¿Es que así fuimos diseñados desde el principio?

¿Por qúe hablar de lo peor del ser humano y no de las cosas buenas que tiene? El marco histórico en el vivió la autora mientras escribió la historia nos puede dar la idea: Un mundo lleno de guerras, derramamiento de sangre, hambre, crisis, familias desunidas. Mary viendo morir a sus hijos uno tras otro, impotente. Ante los grandes logros del hombre, también lo peor sale a relucir.

La batalla entre Víctor y el ente, esa batalla final, también nos dice mucho. ¿Podemos vivir libres de nosotros mismos? ¿Podemos vivir a pesar de negar la existencia de nuestro creador? ¿Podemos seguir conservando lo bueno que tengamos si dejamos que lo malo aniquile lo único que nos da esa bondad?

Adentrémonos en un análisis un poco más profundo yendo directamente a la obra. Quizá haya aspectos que otros lectores consideren relevantes; pero eso es lo maravilloso de los libros: Cada quien tiene su punto de vista.
VOLUMEN II, CAPÍTULO 2

Víctor, después de amenazar e insultar a su creación, éste le contesta: "Esperaba este recibimiento --dijo el  demoníaco ser-. Todos los hombres odian a los desgraciados. ¡Cuánto, pues, se me debe odiar a mí que soy el  más infeliz de los seres vivientes! Sin embargo, vos, creador mío, me detestáis y me despreciáis, a mí,  vuestra criatura, a quien estáis unido por lazos que sólo la aniquilación de uno de nosotros romperán. Os  proponéis matarme. ¿Cómo os atrevéis a jugar así con la vida? Cumplid vuestras obligaciones para conmigo, y yo  cumpliré las mías para con vos y el resto de la humanidad. Si aceptáis mis condiciones, os dejaré a vos y a  ellos; pero si rehusáis, llenaré hasta saciarlo el buche de la muerte con la sangre de tus amigos".

Esa parte, sin duda alguna, es una recriminación a la imagen que se tiene de Dios en occidente.

Víctor intenta, en vano, atacar al ser. Éste le dice: "¿Acaso no he sufrido bastante que buscáis aumentar mi miseria? Amo la vida, aunque sólo sea una sucesión de angustias, y la defenderé. Recordad: me habéis hecho más  fuerte que vos; mi estatura es superior y mis miembros más vigorosos. Pero no me dejaré arrastrar a la lucha contra vos. Soy vuestra obra, y seré dócil y sumiso para con mi rey y señor, pues lo sois por ley natural.  Pero debéis asumir vuestros deberes, los cuales me adeudáis. Oh Frankenstein, no seáis ecuánime con todos los  demás y os ensañéis sólo conmigo, que soy el que más merece vuestra justicia e incluso vuestra clemencia y afecto. Recordad que soy vuestra criatura. Debía ser vuestro Adán, pero soy más bien el ángel caído a quien  negáis toda dicha. Doquiera que mire, veo felicidad de la cual sólo yo estoy irrevocablemente excluido. Yo era bueno y cariñoso; el sufrimiento me ha envilecido. Concededme la felicidad, y volveré a ser virtuoso".

Esa parte muestra lo noble que es el ente. A pesar del caos, tiene ganas de seguir. A pesar del odio de Víctor, no quiere hacerle daño y le respeta. Lo único que quiere es ser feliz; pero no puede porque no está en un mundo que le pertenece, un mundo en el que él pueda embonar.

Ante la negativa de Víctor de escuchar al ente, éste le dice: "¿no conseguirán mis súplicas que os apiadéis de vuestra criatura, que suplica vuestra compasión y bondad? Creedme, Frankenstein: yo era bueno; mi espíritu  estaba lleno de amor y humanidad, pero estoy solo, horriblemente solo. Vos, mi creador, me odiáis. ¿Qué puedo  esperar de aquellos que no me deben nada? Me odian y me rechazan. Las desiertas cimas y desolados glaciares son mi refugio. He vagado por ellos muchos días. Las heladas cavernas, a las cuales únicamente yo no temo, son mi morada, la única que el hombre no me niega. Bendigo estos desolados parajes, pues son para conmigo más amables que los de tu especie. Si la humanidad conociera mi existencia haría lo que tú, armarse contra mí. ¿Acaso no es lógico que odie a quienes me aborrecen? No daré treguas a mis enemigos. Soy desgraciado, y ellos compartirán mis sufrimientos. Pero está en tu mano recompensarme, y librarles del mal, que sólo aguarda  que tú lo desencadenes. Una venganza que devorará en los remolinos de su cólera no sólo a ti y a tu familia,  sino a millares de seres más. Deja que se conmueva tu compasión y no me desprecies".

Aquí se continúa con la idea de la cita anterior. Ante la imposibilidad de ser feliz, ante la imposibilidad de ser bueno, no quiere hacer daño, prefiere estar solo. Sin embargo, la gente se arma contra él, y él se defenderá. Lo único que pide es compasión de su creador y no la obtiene.

A lo largo de la obra, el ente se dará cuenta de que el humano va de lo sublime a lo terrible, a través de libros y de experiencias propias, que por más que quiere confiar, creer y amar, todo lo lleva a desconfiar, perder la fe y odiar.

CAPÍTULO 9
El ente justifica su maldad y pide un último rayo de esperanza.

"Soy un malvado porque no soy feliz; ¿acaso no me desprecia y odia toda la humanidad? Tú, mi creador,  quisieras destruirme, y lo llamarías triunfar. Recuérdalo, y dime, pues, ¿por qué debo tener yo para con el hombre más piedad de la que él tiene para conmigo? No sería para ti un crimen, si me pudieras arrojar a uno de esos abismos, y destrozar la obra que con tus propias manos creaste. Debo, pues, respetar al hombre cuando éste me condena? Que conviva en paz conmigo, y yo, en vez de daño, le haría todo el bien que pudiera, llorando de gratitud ante su aceptación. Mas no, eso es imposible; los sentidos humanos son barreras infranqueables que impiden nuestra unión. Pero mi sometimiento no será el del abatido esclavo. Me vengaré de mis sufrimientos; si  no puedo inspirar amor, desencadenaré el miedo; y especialmente a ti, mi supremo enemigo, por ser mi creador, te juro odio eterno. Ten cuidado: me dedicaré por entero a la labor de destruirte, y no cejaré hasta que te seque el corazón, y maldigas la hora en que naciste".

"Tengo la intención de razonar contigo. Esta rabia me es perjudicial, pues tú no entiendes que eres el culpable. Si alguien tuviera para conmigo sentimientos de benevolencia, yo se los devolvería centuplicados; conque existiera este único ser, sería capaz de hacer una tregua con toda la humanidad. Pero ahora me recreo soñando dichas imposibles. Lo que te pido es razonable y justo; te exijo una criatura del otro sexo, tan horripilante como yo: es un consuelo bien pequeño, pero no puedo pedir más, y con eso me conformo. Cierto es  que seremos monstruos, aislados del resto del mundo, pero eso precisamente nos hará estar más unidos el uno al otro. Nuestra existencia no será feliz, pero sí inofensiva, y se hallará exenta del sufrimiento que ahora  padezco. ¡Creador mío!, hazme feliz; dame la oportunidad de tener que agradecer un acto bueno para conmigo; déjame comprobar que inspiro la simpatía de algún ser humano; no me niegues lo que te pido".

"¡Qué inestables son tus sentimientos! Hace sólo un momento te sentías conmovido, ¿por qué de nuevo ahora te vuelves atrás y te endureces contra mis súplicas? Te juro, por esta tierra en la que habito, y por ti, mi creador, que si me das la compañera que te pido, abandonaré la vecindad de los hombres, y para ello habitaré, si es preciso, los lugares más salvajes de la Tierra. No habrá lugar para instintos de maldad, pues tendré comprensión, mi vida transcurrirá tranquila y, a la hora de la muerte, no tendré que maldecir á mi creador".

VOLUMEN III, CAPÍTULO 3
Al ver que Víctor destruyó a la pareja del ente, éste le dijo: "Esclavo, antes intenté razonar contigo, pero te has mostrado inmerecedor de mi condescendencia. Recuerda mi fuerza; te crees desgraciado, pero puedo hacerte tan infeliz que la misma luz del día te resulte odiosa. Tú eres mi creador, pero yo soy tu dueño:  ¡obedece! (...) --¿Encontrará todo hombre --gritó-- esposa, todo animal su hembra mientras yo he de permanecer solo? Tenía sentimientos de afecto, que el desprecio y el odio anularon en mí".

Ante la ausencia de misericordia de hasta su propio creador, y toda esperanza perdida, el ente se entrega por completo a la maldad. La pregunta es, el título "El monstruo de Frankenstein", ¿a quién se refiere con "El monstruo"?, ¿quiere decir "El monstruo que es el doctor Víctor Frankenstein" o "El monstruo creado por el doctor Víctor Frankenstein"?... porque, él creó un ente físicamente... y él fue el que acabó haciéndolo maligno al final... entonces ¿quién es el verdadero monstruo? ¿El ente o Víctor? ¿El creador o la creatura?

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