Surcando los terrenos habituales,
despellejando la propia piel,
celebrando sin pretexto alguno,
bebiendo la noche.
El néctar prohibido del horario,
excitando cuerdas vocales ajenas
de algunos que se dicen cuerdos,
con melodías temerarias, de barrio.
Himnos sin bandera patriota
dejando volar algún mal rato
con el humo de cigarrillo,
con la cresta sacudiéndose,
bailando al filo de la muerte,
fabricando bombas molotov con frases incisivas.
De noche toda navaja es gato pardo,
escondida en la sabana de smog,
dispuesta a matar a salud de un vulgar vicio.
Nosotros reunidos, dispuestos a enviciarnos de hermandad.
Hijos de nadie… Hijos de la calle.
Por Christian García
despellejando la propia piel,
celebrando sin pretexto alguno,
bebiendo la noche.
El néctar prohibido del horario,
excitando cuerdas vocales ajenas
de algunos que se dicen cuerdos,
con melodías temerarias, de barrio.
Himnos sin bandera patriota
dejando volar algún mal rato
con el humo de cigarrillo,
con la cresta sacudiéndose,
bailando al filo de la muerte,
fabricando bombas molotov con frases incisivas.
De noche toda navaja es gato pardo,
escondida en la sabana de smog,
dispuesta a matar a salud de un vulgar vicio.
Nosotros reunidos, dispuestos a enviciarnos de hermandad.
Hijos de nadie… Hijos de la calle.
Por Christian García
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