En esta sección se hablará de libros antiguos, en cuyo caso se hará una breve reflexión para motivar la lectura crítica; pero también de libros nuevos, en cuyo caso se buscará que (si se puede) el mismo autor nos invite a leer su libro.
En el número de hoy arrancamos con un clásico imperdible: El monstruo de Frankenstein, escrito por Mary Shelley.
La historia principal es la de un
aventurero que hace un viaje por mar al polo norte. En su viaje se
encontrará con un extraño varón que le narrará su historia. Esta
historia prólogo abre camino a las aventuras de un científico, que
obsesionado con los estudios y avances científicos, trata de manipular
la vida. Finalmente lo logra dando vida a un ente; pero en vez de
sentirse orgulloso, le parece tan aberrante que lo odia. La historia se
parte en dos, por un lado, la conciencia perturbada de Víctor
Frankenstein por su creación, y por el otro lado, el ente que no es
capaz de entender el mundo que le rodea.
La parte que a mi parecer es la más
profunda filosóficamente hablando, es cuando el ente encara a Víctor, su
creador y le cuenta sus pesares existenciales y emocionales, para
tratar de convencerlo de hacerle una compañera. Como Víctor se niega, el
ente lo convence (a base del terror) de acceder. Sin embargo, ya creada la
mujer, Víctor la destruye frente a los ojos del ente. Esto origina una
batalla de niveles épicos entre creador y creatura, batalla que los
llevará a pelear hasta llegar al polo norte.
Regresando a la historia prólogo, ahora
se vuelve una historia epílogo. El aventurero nos narra la lucha final
entre creador y creatura con un cariz tanto filosófico como metafórico y
sentimental.
Hablar de las etapas de creación de esta
obra sería muy interesante. La misma Mary nos cuenta en cartas los
lugares que la inspiraron para los escenarios y los sueños que tuvo del
ente. Poco a poco fue formando la historia que iba a empezar a ser un
cuento corto, con una narrativa hermosa que nos envuelve en los
escenarios y no cansa al lector. El desarrollo de la historia tiene
mucho de novedoso. La narrativa de una historia dentro de otra, la cual
se parte en dos para luego volverse a unir. Muchos atributos estéticos y
técnicos demuestran la gran capacidad literaria de Mary; pero yo quiero
ir por otro lado. El lado filosófico de la obra.
El
monstruo de Frankenstein es el rey de los monstruos. Lo sostengo. Es el
rey. No hay ser más devastador y cruel, y a la vez tan sensible y
tierno. El monstruo no es el ente. El monstruo es el ser humano. Ese ser
dotado de sentimientos, ego, poder destructivo y poder creativo. Capaz
de creerse un ser superior y acabar siendo menos que cualquier otro ser.
Hablemos de la relación creador-creatura. Partamos de que Dios hizo al hombre. A semejanza de Dios,
Víctor hizo al ente. ¿Qué necesidad tenía Dios de crear al hombre?
¿Amor? ¿Demostrar que podía? Como sea, lo hecho hecho está. ¿Qué
necesidad tenía Víctor de crear al ente? ¿Soberbia? ¿Fines científicos
con miras filantrópicas? Como sea, lo hecho hecho está. Ambos, hombre y
ente, se sienten solos. No son iguales a nada que les rodea. Dios hace a
la mujer y Víctor también. El hombre se convierte en un devastador y
cruel genocida, capaz de crímenes infames. El ente también. ¿Dios se
avergüenza de su creación? Todavía no me responde el correo que le he
enviado. Víctor sí lo hizo (avergonzarse, no le envié ningún correo). ¿Qué motivó al ente a dejar de ser pacífico y
convertirse en un carnicero? Su padre, creador, Víctor, lo odiaba, lo
aborrecía y renegaba de él. ¿Qué llevó al hombre a ser tan ruin y
abominable?... y esa es la pregunta más aterradora. ¿Dios aborrece a su
creación? ¿Se avergüenza de ella y la abandona? o... ¿Es que así fuimos
diseñados desde el principio?
¿Por qúe hablar de lo peor del ser
humano y no de las cosas buenas que tiene? El marco histórico en el vivió la autora mientras escribió la historia nos puede
dar la idea: Un mundo lleno de guerras, derramamiento de sangre, hambre,
crisis, familias desunidas. Mary viendo morir a sus hijos uno tras
otro, impotente. Ante los grandes logros del hombre, también lo peor
sale a relucir.
La batalla entre Víctor y el ente, esa
batalla final, también nos dice mucho. ¿Podemos vivir libres de nosotros
mismos? ¿Podemos vivir a pesar de negar la existencia de nuestro
creador? ¿Podemos seguir conservando lo bueno que tengamos si dejamos
que lo malo aniquile lo único que nos da esa bondad?
Adentrémonos en un análisis un poco más
profundo yendo directamente a la obra. Quizá haya aspectos que otros
lectores consideren relevantes; pero eso es lo maravilloso de los
libros: Cada quien tiene su punto de vista.
VOLUMEN II, CAPÍTULO 2
Víctor, después de amenazar e insultar a su creación, éste le contesta: "Esperaba
este recibimiento --dijo el demoníaco ser-. Todos los hombres odian a
los desgraciados. ¡Cuánto, pues, se me debe odiar a mí que soy el más
infeliz de los seres vivientes! Sin embargo, vos, creador mío, me
detestáis y me despreciáis, a mí, vuestra criatura, a quien estáis
unido por lazos que sólo la aniquilación de uno de nosotros romperán.
Os proponéis matarme. ¿Cómo os atrevéis a jugar así con la vida?
Cumplid vuestras obligaciones para conmigo, y yo cumpliré las mías para
con vos y el resto de la humanidad. Si aceptáis mis condiciones, os
dejaré a vos y a ellos; pero si rehusáis, llenaré hasta saciarlo el
buche de la muerte con la sangre de tus amigos".
Esa parte, sin duda alguna, es una recriminación a la imagen que se tiene de Dios en occidente.
Víctor intenta, en vano, atacar al ser. Éste le dice: "¿Acaso
no he sufrido bastante que buscáis aumentar mi miseria? Amo la vida,
aunque sólo sea una sucesión de angustias, y la defenderé. Recordad: me
habéis hecho más fuerte que vos; mi estatura es superior y mis miembros
más vigorosos. Pero no me dejaré arrastrar a la lucha contra vos. Soy
vuestra obra, y seré dócil y sumiso para con mi rey y señor, pues lo
sois por ley natural. Pero debéis asumir vuestros deberes, los cuales
me adeudáis. Oh Frankenstein, no seáis ecuánime con todos los demás y
os ensañéis sólo conmigo, que soy el que más merece vuestra justicia e
incluso vuestra clemencia y afecto. Recordad que soy vuestra criatura.
Debía ser vuestro Adán, pero soy más bien el ángel caído a quien negáis
toda dicha. Doquiera que mire, veo felicidad de la cual sólo yo estoy
irrevocablemente excluido. Yo era bueno y cariñoso; el sufrimiento me
ha envilecido. Concededme la felicidad, y volveré a ser virtuoso".
Esa parte muestra lo noble que es el
ente. A pesar del caos, tiene ganas de seguir. A pesar del odio de
Víctor, no quiere hacerle daño y le respeta. Lo único que quiere es ser
feliz; pero no puede porque no está en un mundo que le pertenece, un
mundo en el que él pueda embonar.
Ante la negativa de Víctor de escuchar al ente, éste le dice: "¿no
conseguirán mis súplicas que os apiadéis de vuestra criatura, que
suplica vuestra compasión y bondad? Creedme, Frankenstein: yo era bueno;
mi espíritu estaba lleno de amor y humanidad, pero estoy solo,
horriblemente solo. Vos, mi creador, me odiáis. ¿Qué puedo esperar de
aquellos que no me deben nada? Me odian y me rechazan. Las desiertas
cimas y desolados glaciares son mi refugio. He vagado por ellos muchos
días. Las heladas cavernas, a las cuales únicamente yo no temo, son mi
morada, la única que el hombre no me niega. Bendigo estos desolados
parajes, pues son para conmigo más amables que los de tu especie. Si la
humanidad conociera mi existencia haría lo que tú, armarse contra mí.
¿Acaso no es lógico que odie a quienes me aborrecen? No daré treguas a
mis enemigos. Soy desgraciado, y ellos compartirán mis sufrimientos.
Pero está en tu mano recompensarme, y librarles del mal, que sólo
aguarda que tú lo desencadenes. Una venganza que devorará en los
remolinos de su cólera no sólo a ti y a tu familia, sino a millares de
seres más. Deja que se conmueva tu compasión y no me desprecies".
Aquí se continúa con la idea de la cita
anterior. Ante la imposibilidad de ser feliz, ante la imposibilidad de
ser bueno, no quiere hacer daño, prefiere estar solo. Sin embargo, la
gente se arma contra él, y él se defenderá. Lo único que pide es
compasión de su creador y no la obtiene.
A lo largo de la obra, el ente se dará cuenta de que el humano va de lo sublime a lo terrible, a través de libros y de experiencias propias, que por más que quiere confiar, creer y amar, todo lo lleva a desconfiar, perder la fe y odiar.
CAPÍTULO 9
El ente justifica su maldad y pide un último rayo de esperanza.
"Soy un malvado porque no soy feliz;
¿acaso no me desprecia y odia toda la humanidad? Tú, mi creador,
quisieras destruirme, y lo llamarías triunfar. Recuérdalo, y dime, pues,
¿por qué debo tener yo para con el hombre más piedad de la que él
tiene para conmigo? No sería para ti un crimen, si me pudieras arrojar a
uno de esos abismos, y destrozar la obra que con tus propias manos
creaste. Debo, pues, respetar al hombre cuando éste me condena? Que
conviva en paz conmigo, y yo, en vez de daño, le haría todo el bien que
pudiera, llorando de gratitud ante su aceptación. Mas no, eso es
imposible; los sentidos humanos son barreras infranqueables que impiden
nuestra unión. Pero mi sometimiento no será el del abatido esclavo. Me
vengaré de mis sufrimientos; si no puedo inspirar amor, desencadenaré
el miedo; y especialmente a ti, mi supremo enemigo, por ser mi creador, te juro odio eterno. Ten cuidado: me dedicaré por entero a la labor de
destruirte, y no cejaré hasta que te seque el corazón, y maldigas la
hora en que naciste".
"Tengo la intención de razonar contigo. Esta rabia me es perjudicial,
pues tú no entiendes que eres el culpable. Si alguien tuviera para
conmigo sentimientos de benevolencia, yo se los devolvería
centuplicados; conque existiera este único ser, sería capaz de hacer una
tregua con toda la humanidad. Pero ahora me recreo soñando dichas
imposibles. Lo que te pido es razonable y justo; te exijo una criatura
del otro sexo, tan horripilante como yo: es un consuelo bien pequeño,
pero no puedo pedir más, y con eso me conformo. Cierto es que seremos
monstruos, aislados del resto del mundo, pero eso precisamente nos hará
estar más unidos el uno al otro. Nuestra existencia no será feliz, pero
sí inofensiva, y se hallará exenta del sufrimiento que ahora padezco.
¡Creador mío!, hazme feliz; dame la oportunidad de tener que agradecer
un acto bueno para conmigo; déjame comprobar que inspiro la simpatía de
algún ser humano; no me niegues lo que te pido".
"¡Qué inestables son tus sentimientos! Hace sólo un momento te sentías
conmovido, ¿por qué de nuevo ahora te vuelves atrás y te endureces
contra mis súplicas? Te juro, por esta tierra en la que habito, y por
ti, mi creador, que si me das la compañera que te pido, abandonaré la
vecindad de los hombres, y para ello habitaré, si es preciso, los
lugares más salvajes de la Tierra. No habrá lugar para instintos de
maldad, pues tendré comprensión, mi vida transcurrirá tranquila y, a la
hora de la muerte, no tendré que maldecir á mi creador".
VOLUMEN III, CAPÍTULO 3
Al ver que Víctor destruyó a la pareja del ente, éste le dijo: "Esclavo,
antes intenté razonar contigo, pero te has mostrado inmerecedor de mi
condescendencia. Recuerda mi fuerza; te crees desgraciado, pero puedo hacerte tan infeliz que la misma luz del día te resulte odiosa. Tú eres
mi creador, pero yo soy tu dueño: ¡obedece! (...) --¿Encontrará todo
hombre --gritó-- esposa, todo animal su hembra mientras yo he de
permanecer solo? Tenía sentimientos de afecto, que el desprecio y el
odio anularon en mí".
Ante la ausencia de misericordia de
hasta su propio creador, y toda esperanza perdida, el ente se entrega
por completo a la maldad. La pregunta es, el título "El monstruo de
Frankenstein", ¿a quién se refiere con "El monstruo"?, ¿quiere decir "El
monstruo que es el doctor Víctor Frankenstein" o "El monstruo creado por
el doctor Víctor Frankenstein"?... porque, él creó un ente
físicamente... y él fue el que acabó haciéndolo maligno al final...
entonces ¿quién es el verdadero monstruo? ¿El ente o Víctor? ¿El creador
o la creatura?