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martes, 1 de julio de 2014

En un rincón, de rodillas

En un rincón, de rodillas,
afuera la lluvia de fuego.
Las madres rogando clemencia,
como la luz el ciego.

Matar para callar, las bocas censurar.
Un cuerpo muerto ya no pide pan.
Tanto hijo de puta que lleva las manos rojas.
Es el poder militar…

El mismo que les permiten robar
las tierras al jornalero,
los bolsillos del obrero.
Viviendo del sudor ajeno,
protegiendo lo material.
 
Miles de cuerpos caídos
murieron sin saber por qué.
Murieron encapuchados,
en un rincón, de rodillas.

Muy fácil es disparar al desarmado
cuando se tiene de lado al poder.
Una guerra interminable
en tierras de eternas cadenas,
donde queda de lado la fe,
tierras sin sonidos de sirenas.

Niños escondidos en sus habitaciones.
Héroes de guerra apuntando sus cañones
esperando la señal, su bandera ondear,
la sangre derramar.
Torcida justicia,
un arma y un imbécil.

Añeja costumbre
de joder a los de abajo,
les han dejado sin trabajo,
sin tierras, sin familia,
y ahora quieren,
robar su libertad…

Miles de cuerpos caídos
murieron sin saber por qué.
Murieron encapuchados,
en un rincón, de rodillas.
Afuera la lluvia de fuego.
Las madres rogando clemencia,
como la luz el ciego.

Por Christian García.

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